La respuesta a esta pregunta no es fácil, eso parece claro... O no, porque “desgraciadamente, el machismo está en todas partes” como nos dice una de las fotógrafas a las que hemos consultado para realizar este artículo. Así, con el asunto de la igualdad y la brecha de género instalado en todos los debates, pensamos que era necesario preguntarnos hasta qué punto esto afecta a la industria de la fotografía en nuestro país, y no se nos ocurrió mejor forma que dirigirnos a ellas.
A esas fotógrafas que se ganan la vida (o al menos lo intentan) con la fotografía en nuestro país y que sufren los mismos problemas que el resto de españolas: No tienen las mismas oportunidades que los hombres y, en el peor de los casos, sufren en sus carnes la violencia de género. Así las cosas, no podemos negar que la igualdad queda aún lejos pero ¿es la industria de la fotografía diferente? ¿Cuál es la situación actual de las fotógrafas en este sector?
Llamadas de atención
Hace tiempo os trasladábamos la denuncia de Susan Stripling, una fotógrafa norteamericana que se quejaba del machismo que ha sufrido en su carrera como fotógrafa de bodas. En una carta abierta publicada en Facebook, Susan denunciaba numerosos episodios en los que, por ser mujer, sufrió un trato displicente y/o paternalista, e incluso varios intentos de acoso sexual.
Por esas mismas fechas surgió otra polémica significativa cuando Nikon presentó a un equipo de 32 fotógrafos como embajadores de su nueva Nikon D850 (una de las cámaras que más dieron que hablar en 2017). La cuestión es que entre todos ellos no había ni una sola mujer, algo que denunció FStoppers (una prestigiosa web norteamericana sobre fotografía) preguntándose si la nueva cámara era sólo para hombres.
Nos pareció que lo mejor manera de saber hasta qué punto el machismo está inmerso en este ámbito era dirigirnos a fotógrafas para conocer su opinión al respecto y saber cómo les ha afectado
Son solo dos ejemplos recientes que confirman, como era fácil de suponer, que en la industria de la fotografía también hay machismo. Pero ¿hasta qué punto? Es difícil saberlo, eso está claro, pero desde Xataka Foto nos propusimos tratar al menos de investigarlo y, como adelantábamos, nos pareció que lo mejor era dirigirnos a fotógrafas de trayectorias diferentes y géneros para conocer su opinión al respecto, saber si han sufrido directamente el machismo o si creen que lo han tenido más difícil por su género. Además, también les preguntamos si creen que estamos en el buen camino y qué se puede hacer para seguir avanzando.
A través de sus respuestas vamos a intentar hacernos una idea (en la medida de lo posible) de hasta qué punto el machismo que aún perdura en lo más profundo de nuestra sociedad afecta a las fotógrafas. Por supuesto, nuestra pretensión no es obtener conclusiones categóricas (que por otro lado se nos antojan imposibles para un tema tan complicado), ni tampoco que parezca “otro artículo más de fotógrafas feministas pedorras”, como podrían pensar algunos de nuestros lectores (tal y como nos comentaba una de las contactadas que rehusó participar alegando sus dudas al respecto de cómo tratar este tema).
La mujer y el mercado laboral
Pero aunque nos vayamos a basar sobre todo en las opiniones de las fotógrafas, no nos resistimos a incluir algunos de los siempre inevitables números para tratar de situar el problema. En este sentido sin duda hubiera sido ideal poder conocer el porcentaje de mujeres y hombres que se dedican a la fotografía, pero como os podéis imaginar es un dato muy difícil de calcular. Más en una profesión de tipo artístico como ésta, muy ligada a la temporalidad y al trabajo por cuenta propia.
La brecha de género en el mercado laboral sigue estando presente en términos generales, pero en el caso de la fotografía es muy difícil de calcular por ser una profesión muy ligada a la temporalidad y el trabajo por cuenta propia
Lo que sí podemos contar brevemente es algo sobre la situación de las mujeres dentro del mercado de trabajo que recoge el Informe de 2017 del Mercado de Trabajo de la Mujeres Estatal. Este documento contiene algunos datos interesantes de conocer, empezando porque la brecha de género parece seguir estando muy presente en términos generales, con una tasa de actividad y empleo de las mujeres en el año 2016 (que es de cuando proceden los datos) once puntos inferior a la de los hombres, y un índice de paro femenino tres puntos superior.
También interesa saber que, según este informe que elabora el Servicio Público de Empleo Estatal, tres de cada cuatro trabajadoras ejercieron su actividad en 2016 como asalariadas en el sector servicios (ámbito en el que se encuadraría la fotografía), y que las mujeres representaron el 34,48 % de los trabajadores por cuenta propia.
Ya decimos que es difícil trasladar los datos al sector fotográfico, pero de acuerdo con las opiniones recogidas, al menos sí que podríamos afirmar que es muy posible que haya más mujeres fotógrafas que hombres, aunque tengan menor visibilidad. Al menos en los niveles más bajos, como las escuelas de formación, tal y como nos cuenta Miren Pastor: “El número de mujeres fotógrafas que se forman en las aulas suele ser superior al de los fotógrafos, pero a la hora de exponer, publicar, ganar becas y concursos, algo sucede que la presencia femenina es escasa o en algunos casos directamente nula”.
Miren fue una de las caras visibles de la primera edición del Baffest, el primer festival de fotografía urbana exclusivamente para mujeres (del que os hablamos más adelante), y miembro de Género y Figura, un proyecto nacido para reivindicar la figura de la mujer fotógrafa.
Estela de Castro también está de acuerdo en que la mujer gana por número, “veo los talleres y las escuelas con muchas más mujeres que hombres”, pero también confirma lo que apuntábamos antes, que “después si te fijas en los ponentes a los que invitan a los festivales o seminarios de fotografía, la inmensa mayoría son hombres”. Esto desde luego parece ser cierto, pero Miren Pastor nos cuenta un caso concreto bastante significativo: “Por ejemplo, en el primer volumen de ‘The Photobook: A History’ de Martin Parr y Gerry Badger, que cita los mejores fotolibros de la historia, de un total de 205 volúmenes no hay más que 15 de mujeres, con lo que la representación femenina no llega al 8%.”
Poca visibilidad
Este problema se hace aún más acusado en ciertos géneros muy concretos donde “el trabajo de las mujeres está poco visibilizado”, tal y como nos cuenta la fotoperiodista Anna Surinyach. “Cuando voy a las universidades a dar clases veo que, en la mayoría de casos, más del 50% de los alumnos son mujeres. Sin embargo, hay más fotógrafos que fotógrafas que han obtenido reconocimiento [...] Por otro lado, si nos fijamos en los referentes que nos enseñan en las universidades vemos que más del 80% suelen ser hombres. Existe un problema en el ámbito del fotoperiodismo, que es el ámbito que yo conozco”.
Como en otros ámbitos de la sociedad, las mujeres están tanto o más activas que los hombres pero parece haber un problema de discriminación y visibilidad
Otra de las fotógrafas consultadas, Angela Sairaf, nos cuenta otra anécdota reveladora sobre este asunto: “Hace un par de años participé en un taller de fotografía en Madrid en el que un periodista había sido invitado a darnos una charla. Él había acabado de publicar en un periódico un ranking de los mejores fotógrafos contemporáneos de España. Cuando uno de los asistentes le preguntó porqué no había mujeres en su lista explicó, bajo una máscara de imparcialidad, que según su criterio ningún trabajo de ninguna fotógrafa española era suficientemente bueno para merecer figurar en su selección y, al ser las obras de los hombres tan superiores, no había ninguna razón para incluir alguna fotógrafa en dicho ranking”.
Elena Plaza, fotógrafa y miembro de la junta directiva de la Real Sociedad Fotográfica nos habla de otro caso concreto: “En el acto celebrado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la entrega de la Medalla de Honor, si te fijas en la foto del evento se puede ver como no hay una sola mujer en la cúpula directiva… ¿Casualidad? No lo creo […] Que las mujeres están infrarrepresentadas en los puestos de toma de decisiones tanto en la política como en el mundo de los negocios o las artes es una triste realidad del siglo XXI.”
Un problema cultural
Para corregir este problema de visibilidad que parece evidente, las mujeres consultadas proponen diversas recetas. Por ejemplo, Rafaela Rodríguez apuesta por “crear equipos multidisciplinares mixtos […] Es importante trabajar mano a mano con hombres, para que valoren nuestros esfuerzos y entiendan el porqué de nuestra lucha. Hacerles ver que aún nos cuesta más llegar a los mismos sitios.” Para esta fotógrafa también es importante “asociarse con colectivos que creen redes y aúnen los esfuerzos”, como la Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales a la que ella pertenece y que “promueve la visibilidad de las mujeres, la formación y la paridad de forma transversal.”
"Es importante trabajar mano a mano con hombres, para que valoren nuestros esfuerzos y entiendan el porqué de nuestra lucha. Hacerles ver que aún nos cuesta más llegar a los mismos sitios"
Algo similar es lo que propone Miren Pastor, que aplaude iniciativas como éstas en las que “las fotógrafas puedan ofrecer sus servicios y los profesionales puedan buscarlas según sus necesidades, ayudaría a posicionar en el mapa a más mujeres que buscan mostrar su potencial”. En cualquier caso, parece algo de difícil solución. Porque si en una cosa son casi unánimes las fotógrafas consultadas es en que se trata de un problema muy arraigado. “Muchas veces asumimos ciertas cosas por que las hemos visto toda la vida sin ser conscientes de que están mal. En otras palabras: se puede ser machista y tener actitudes machistas sin ser consciente de ello”, nos cuenta Lidia Vives.
La propia Lidia nos relata un caso concreto de machismo sufrido por ella: “Hace tiempo me hicieron una entrevista en vídeo en la que hablaba sobre mi trabajo. Había comentarios de todo tipo, pero desgraciadamente muchos de ellos decían cosas como ‘es guapa, pero su trabajo...’ o ‘muy mona, pero esto que ha dicho...’. En esa entrevista el tema principal no era mi aspecto y sin embargo fue de lo más comentado […] También me ha pasado de chicos que me decían que querían hacer un proyecto conmigo y al final era una excusa para quedar. Yo no estoy para perder el tiempo.”
A cosas como ésta se refiere María Antonia García de la Vega cuando afirma que “para seguir avanzando lo importante es no admitir a tu lado ningún acto que se pueda considerar machista y hacerlo socialmente de lo más reprobable.”. Porque para ella, como para casi todas, “es algo inevitable, es un problema cultural, de educación en muchas personas”.
Por eso, es algo que se debe erradicar “en el seno familiar, en la publicidad, en las leyes… ―nos cuenta Elena Plaza― “y aquí incluyo revisar los libros de texto ¡os lo ruego! Porque como historiadora me suelo llevar las manos a la cabeza muchas veces.”
Por su parte, para Ángela Sairaf es importante “en primer lugar, reconocer que el machismo existe y que hace daño a todos, no solo a las mujeres. Ayudaría tener más consciencia de que finalmente somos un gran equipo y que nos necesitamos para crecer juntos.” El caso de esta fotógrafa es significativo porque, tal y como os contamos, es hispano-brasileña y conoce bastante bien la situación de otros países.
“De los países que he tenido la oportunidad de conocer más profundamente el funcionamiento de las relaciones sociales, pienso que éste es el que avanza más rápido en el intento de subsanar esta condición. Pese a tener contextos socioculturales totalmente distintos, Brasil, Japón, India y España tienen en común el hecho de que el machismo funcione como una especie de eje central, a partir del cual todo se desarrolla. Sin embargo, en España las mujeres suelen ser más vehementes a la hora de luchar por sus derechos, lo que es muy positivo para que crezcamos como sociedad”.
Además, por su visión más global, la fotógrafa nos recuerda que “puede que todavía tarden décadas para que tengamos una sociedad más igualitaria, pero cuando miramos hacia atrás, es evidente todo lo que ya hemos avanzado. No hace mucho que en España las mujeres no podían ni siquiera tener cuenta en un banco o votar.”
Un festival sólo para mujeres
Lo hemos adelantado antes y por supuesto teníamos que hablar de ello. En mayo de 2016 os contábamos el nacimiento del Barakaldo Foto Festival (Baffest), un evento fotográfico exclusivamente para mujeres creadoras, el primero de este tipo en nuestro territorio que reivindica el papel femenino en la fotografía.
Pensado para “poner en valor el trabajo con firma de mujer”, Amaia del Campo, alcaldesa de Barakaldo, nos cuenta que “la idea fue de David de Haro y Luis Benito, responsables de Fotopop, que se acercaron al Ayuntamiento hace ya tres años ilusionados con la idea de convertir Barakaldo en un museo al aire libre; en un espacio para la fotografía con una característica diferenciadora con respecto a otros festivales, el punto de vista femenino. No pudimos decir que no.”
"Baffest es un festival que está creciendo y como cualquier producto va evolucionando y adaptándose, eso sí, sin perder su esencia reivindicativa del papel femenino en la fotografía"
“Por desgracia, vivimos en una sociedad en la que sigue siendo necesario ensalzar el trabajo femenino. Cuando me eligieron alcaldesa de Barakaldo me convertí en la primera mujer en ostentar el cargo […] Sigue habiendo trabajos, profesiones y tareas que se relacionan de manera automática con un hombre y desde las instituciones, y yo personalmente como alcaldesa, estamos muy comprometidos a llevar a cabo iniciativas que hagan que esta situación cambie.”
El Baffest es uno de esos casos de discriminación positiva que suele generar polémica. Por eso, cuestionada sobre la acogida recibida, Amaia nos cuenta que han “tenido de todo, porque el arte provoca precisamente eso, amores y odios. Pero en general creo que Baffest va ganado adeptos con los años, tanto dentro como fuera de la ciudad […] Es una oportunidad increíble para que podamos disfrutar del trabajo artístico y profesional de mujeres y también un gran trampolín para artistas locales, que tienen oportunidad de exponer sus fotografías ante miles de personas.”
Este tipo de discriminación positiva es algo con lo que parecen estar de acuerdo la mayoría de las consultadas, aunque por supuesto no a cualquier precio. Así lo pone de manifiesto por ejemplo Mercedes Higuero Bisbe, quien nos cuenta cómo “a nivel político, en pueblos y barrios, los concejales se pegan literalmente por exponer pequeños proyectos y exposiciones, de mujeres para mujeres, donde se ensalza la cualidad de lo ‘femenino’, que no la calidad, en algunos casos. Esta discriminación positiva, oportunista y electoralista en la mayoría de los casos, para cubrir el expediente, me parece lamentable.”
Más o menos de la misma opinión es Nuria Murillo Lara, quien comenta cómo ha participado en varios “proyectos solo para mujeres […] pero me he negado a encasillarme en este tipo de proyectos exclusivos para mujeres puesto que pienso que el arte debe ser libre y no debe tener ninguna distinción entre sexos […] Queremos igualdad, no condescendencia.”
Por eso, Ana Surinyach opina que “vamos por el buen camino pero todavía queda mucho trabajo. Tiene que llegar el día en que iniciativas como estas ya no sean necesarias, pero de momento lo parecen para dar la visibilidad merecida a las mujeres fotógrafas."
Mirando hacia adelante
La concesión de los dos últimos Premios Nacionales de Fotografía a dos mujeres, Isabel Muñoz en 2016 y Cristina de Middel el año pasado, puede entenderse como otro síntoma de que, efectivamente, no vamos por mal camino.
La concesión de los dos últimos Premios Nacionales de Fotografía a dos mujeres parece una señal de que, aunque sea lentamente, las cosas están cambiando en la buena dirección
Así las cosas, el futuro parece esperanzador, aunque “es cuestión de que la sociedad tome conciencia de estas cosas”, opina Lidia Vives. Porque prácticamente todas las fotógrafas que han colaborado en este artículo están convencidas de que acabar con el machismo (que “a veces se disfraza y no se muestra abiertamente” nos dice Estela de Castro) no será sencillo pero es necesario.
“Existe cada vez más una mayor concienciación por parte de las mujeres y también de los hombres, de que la igualdad en todos los ámbitos, es necesaria para la construcción de una sociedad más sana y en definitiva, feliz.”, cuenta Rafaela Rodríguez. En la misma línea, Elena Plaza concluye que “es un tema que se tiene que solucionar de base, desde las escuelas, desde el seno de la familia… Queda mucho camino aún por recorrer, en cualquier caso soy optimista.”
Foto de portada | Claudio Marinangeli
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